Los libros de códigos han sido parte integral de la comunicación en código Morse desde su invención en la década de 1830. Las compañías de telégrafos comerciales desarrollaron extensos libros de códigos para reducir costos de transmisión sustituyendo frases largas con códigos cortos. Durante tiempos de guerra, los libros de códigos militares eran documentos altamente clasificados, con naciones desarrollando constantemente nuevos códigos e intentando descifrar los códigos enemigos. El famoso Telegrama Zimmermann de 1917, decodificado usando libros de códigos diplomáticos, cambió el curso de la Primera Guerra Mundial. Hoy, aunque la tecnología ha evolucionado, el concepto de libros de códigos personales vive en nuestra herramienta digital, preservando esta rica tradición para una nueva generación.